Anuncian un temporal de nieve para la península ibérica y Baleares los últimos días las vacaciones navideñas escolares y eso significa… Sofá, mantita, culo pegado a la calefacc… ¡No! Significa que nuestro espíritu aventurero ha recibido una llamada. Una de esas que a lo mejor nos cuesta un resfriadillo, pero es un bajo precio a cambio de la fama, la gloria y a ser posible un tesoro con pociones reparadoras (evidentemente chocolate caliente).
Aquí van algunas ideas para hacer inolvidable la escapada a la nieve:
1º Necesitamos una historia que hile todo. ¡Venga! A exprimirse las neuronas para encontrar esa misión por la que no dudaremos en mirar a la nieve cara a cara y tirarnos de cabeza hacia ella. Os doy unas cuantas ideas de ejemplos:
- Los reyes magos no pueden volver a oriente porque un malvado mago polar les ha convertido en animales (muñecos de plástico) y les ha atrapado (metemos los juguetes en globos, los llenamos de agua y al congelador) en diferentes puntos de la zona a explorar. Habrá que pasar unas cuantas pruebas para acceder a cada región y dar con cada uno de los tres reyes, liberarlos y romper el hechizo que los ha convertido en animales.
- La mazmorra se ha congelado y se ha vuelto aún más peligrosa. Cuidado con las trampas que encontraremos por el camino hacia el tesoro que guarda.
- ¡El dragón de hielo del polo Norte ha venido a conquistarnos! La batalla va a ser épica.
- Nuestro planeta está sufriendo una extraña glaciación, debemos encontrar un núcleo extraterrestre que las multinacionales calefactoras esconden celosamente y activarlo para conseguir calentar el planeta.
2º Tenemos que idear las pruebas. Vamos a intentar que tengan que ver con la historia. Las típicos juegos de nieve tiene un montón de posibilidades:
- Trineo, cartones o tirarse directamente por la ladera: Si tenemos una ladera maja no hay mucho que pensar. Nos hacemos con un trineo aunque sea una improvisación con un cacho de cartón y hacemos una prueba de habilidad de llegar hasta el final sin volcar. Si no tenemos nada a mano la bajamos girando sobre nosotros mismos, pero cuidado con esta última opción porque es probable que haya que abortar la misión para ir a cambiarnos la ropa empapada a casa. Eso sí, se lo pasan demasiado bien revolcándose por la nieve barro. Da pena pararles aunque sepamos que la lavadora va a tener trabajo extra.
- Batalla de bolas de nieve: Tendremos que luchar con muchos monstruos y enemigos, tales como los arbustos espinosos, los malvados árboles destructores o, incluso, tus propios compañeros porque os han echado un hechizo de ofuscación y los veis como adversarios.
- Montar un fuerte: Al hilo con lo anterior, también mola un montón tener la misión de hacernos un fuerte con lo que tengamos a mano para lanzar desde allí bolas de nieve al enemigo.
- Señales en la nieve: Con palo, piedras o, incluso, con colorante alimentario, podemos dejar pistas a los intrépidos aventureros, por ejemplo, sobre el camino a seguir. En este punto me gustaría advertir que las flechas son demasiado aburridas. Mola más ser un poco sutiles: Un número misterioso que se repite más adelante, un color concreto que puede ser el rastro de la sangre que va dejando un dragón herido hacia su guarida, rastros de purpurina de las malvadas hadas del invierno…
- Cubitos de hielo de colores escondidos: Pueden ser el combustible que necesitan para poner en marcha el núcleo alienígena o chuches para yetis…
- Patinar sobre superficies con hielo fino: Si encontramos suelo con escarcha o nieve endurecida, es muy divertido intentar patinar. Eso sí, con mucho cuidado, que las caídas son traicioneras.
- Hacer un muñeco de nieve: Necesitaremos un golem para la batalla final… O un robot. El villano final es demasiado poderoso como para vencerle sólo.
3º Trazar el camino del héroe. Lo ideal sería que el director de juego investigara primero el terreno de juego y lo preparara para la aventura, pero no siempre es posible. Lo normal es hacer lo que podamos con lo que tenemos. Si tenemos la suerte de que nieve en un terreno cercano a casa las posibilidades se amplían, pero si se trata de una excursión en coche, lo mejor es tener una mente abierta, una gran capacidad de improvisación y una imaginación desbordante y contagiosa. Seguro que el entorno nos da ideas geniales para adaptar a nuestra aventura. Por cierto, cruzar un riachuelo congelado nunca es una buena idea, NUNCA. Ni siquiera pisar un inocente charquito. Pie mojado: muerte instantánea del héroe y fin de la aventura por riesgo de pulmonía.
Consejo final: dejad que los niños añadan partes a la aventura y enriquezcan la historia con sus ocurrencias. Esto lo hará aún más divertido para todos. Suelen tener unas ideas magníficas, aunque cuidado con las peligrosas. Sacudir un árbol con las ramas cargadas de nieve no suele ser la mejor idea y escalar una pared rocosa llena de escarcha resbaladiza… pues, tampoco. Menos mal que el director del juego es adulto, responsable y tiene sentido común… ejem.
Como veis, es muy fácil montar una partida de rol en vivo familiar con la excusa de ir a ver la nieve. Si queréis más consejos, esta vez de rol en mesa, os aconsejo que leáis los artículos Otro artículo más sobre jugar a rol con críos y Jugando al rol con niñas- Mi experiencia personal.
Por el lado gastronómico, si conseguimos traer nieve limpia a casa (puede ser otra de las misiones), la podemos mezclar con zumo de limón o naranja y azúcar y ya veréis qué poción más deliciosa. Eso sí, lo mejor es acabar en la “taberna” con tazas de humeante y reparador chocolate caliente (los churros son opcionales, pero muy aconsejables).
Y por último, si al final no nieva tanto como prometen las predicciones meteorológicas, siempre nos quedará crear nuestra propia nieve artificial con el policrilato de sodio de los pañales. Son una especie de polvitos que son los que retienen el pis de los bebés (ya sé, ya sé. No os hacía falta tanta información). Sólo tenemos que derramar agua encima de estos polvitos y la nieve aparecerá como por arte de magia para alegría de los peques. Mucho cuidado porque si cae al suelo lo deja mega resbaladizo y puedes convertir una habitación en pista de hielo en menos que canta un gallo. Sonaría bien si no fuera porque limpiar el desastre después no es tan fácil. Tened en cuenta que los polvitos esos absorben bastante agua y siguen transformándose en “nieve” mientras intentas fregarlos. Aquí os dejo mi experiencia para que no repitáis mis mismos errores.