Masashi Kishimoto- el creador del famoso niño con demonio zorro en su interior, Naruto -nos trae su nueva obra a España de la mano de Planeta cómic, Samurai 8. En esta ocasión, no topamos con una historia de ciencia ficción llena de samuráis cibernéticos, dioses y aspirantes a dioses, cajas contenedoras de destrucción y creación y mucha fantasía. Todo apoyado con el sensacional dibujo de Akira Okubo, que también trabajó en los pinceles que dieron forma a uno de los ninjas más famoso del manga y el anime.
La premisa, en un principio resulta muy atractiva, sobre todo para el público juvenil hacia el que va dirigido. Es una historia que cala entre niños y jóvenes, aunque a los adultos se nos puede quedar muy corta por abusar de tópicos como los del Samurai, su fiel mascota y la princesa a la que debe defender, aunque todo en versión robótica futurista encajada, de forma magistral, en una época Edo mágica.
El protagonista, Hachimaru, un niño enfermo y dependiente, al que su encuentro con un extraño gato ciego, que resulta ser un samurai y de los importantes, le cambia la vida y le abre la puerta a un mundo lleno de sensaciones antes inalcanzables, es una prolongación clara de Naruto, con su espíritu de superación, su constancia más allá del dolor y la pérdida y su entusiasmo y adoración por el amor y la amistad incondicional. Incluso se refleja su afición a disfrutar de la comida con ansia. Es un personaje inocente, pero marcado por un pasado que le avergüenza, pero con el que tiene que aprender a vivir. En este caso, el haber sido un niño de constitución débil que necesita ser protegido en todo momento. Convertirse de repente en un Samurai biónico que debe salvar la galaxia le va a pillar desprevenido y aprenderá a las malas que se necesita algo más que entusiasmo para alcanzar el éxito de su misión.
En su camino, irá encontrando personajes más o menos reseñables, como el niño sin nombre que habla con sus manos y que espero que salga más adelante porque me encanta como lo presentan, o el señor Hagamichi, que me parece bastante sosete y que pinta bien poco en la historia por ahora.
El dibujo, lleno de curvas y fuerza de Akira Okubo, destaca y da mucho valor expresivo al guión. Creo que con otro estilo no se hubiera logrado imprimir ese equilibrio entre la inocencia y la alegría de vivir y la tragedia y la oscuridad que invade a las personas codiciosas.
En definitiva, me ha parecido una opción muy fresca, entrañable y que habla de interesantes valores de constancia y superación, ideal para niños y jóvenes a partir de 8 años y que no tenga problema con la lectura al revés que caracteriza a estos tomos. hay niños que la pillan enseguida y a otros que les cuesta más, como con todo en esta vida.
Cuando me enteré que en Japón la habían cancelado por pocas ventas me entristeció mucho la noticia. Si no se retoma la serie en el futuro, constará de 5 tomos, aunque en un principio se ideó para ser bastante más larga. Esperamos que hayan pensado en un final lo suficientemente cerrado para la trama que desarrolla en un principio.
En España llevan publicados los tres primeros y nosotros esperamos el cuarto con muchas ganas.
