Ocio alternativo gratuito

Según me comentó su creador Ociofrik nació, entre otras razones, por la intención de dar a conocer diferentes tipos de ocio a la gente sin restricciones. Si bien tenemos nuestros temas favoritos y desgraciadamente todo debe centrarse en ocio doméstico desde hace casi 15 meses, he querido traer hoy un par de propuestas diferentes a lo que se puede considerar como “mainstream”, que fomentan los viajes y la comunicación sana entre las personas.

Degree Confluence Project.

Cuando observamos un mapa del mundo seguramente veamos uno cuyos continentes y océanos estén atravesados por finas líneas tanto verticales como horizontales. Estos son los familiares Paralelos y Meridianos. Son líneas imaginarias que sirven para dividir mejor nuestro planeta, así como localizar cada lugar del mismo. Dada su orientación, estas líneas confluyen en el mapa un total de 64.442 veces. Este número es el resultado de multiplicar los 179 paralelos por los 360 meridianos, además de sumar los dos polos.

¿Y si hubiera alguna persona o grupo de ellas que se propusiera visitarlos todos? Efectivamente, en febrero de 1.996 Alex Jarret inició el proyecto de documentar fotográficamente cada una de las confluencias al llevar a cabo su  idea de desplazarse al punto 43ºN 72ªO simplemente porque era el que tenía más cerca y además le parecía un número redondo que representaba un lugar único. Como él mismo dice en la página web oficial del proyecto, «También esperaba animar a la gente a salir, a pasear por lugares a los que normalmente nunca irían y a tomar fotografías». Dicha página es https://confluence.org/index.php

Pronto comenzaron a sumarse más y más personas a esta curiosa iniciativa. Sin embargo, una rápida observación a cualquier mapa demostrará que la inmensa mayoría de las intersecciones se encuentran en mitad del mar. Se decidió eliminarlas del conteo porque sería muy complicado y costoso llegar a muchas de ellas. Además sería muy aburrido ver miles de fotografías prácticamente iguales. Se seleccionaron las que se consideraban como «Confluencias Primarias» por estar principalmente en tierra, quedando la nada despreciable cifra de 16.349 localizaciones.

Al llegar a alguna de estas confluencias hay que cumplir con ciertos requisitos para demostrarlo:

  1. Una fotografía del GPS con los correspondientes ceros para indicar el lugar exacto.
  2. Una fotografía del lugar.
  3. Un breve relato de la experiencia durante su viaje así como una breve descripción del lugar.

La propia circunferencia de la Tierra provoca que las intersecciones estén mucho más cerca en los polos que en el ecuador, pero aun así, en este segmento, lo más alejados que estaremos del cruce más cercano será a algo menos de 79 kilómetros.

Sin embargo, llegar a estos puntos no suele ser sencillo, pues la mayoría se encuentran en zonas rurales, selváticas o desiertos. Otros se ubican dentro de propiedades a las que no se puede acceder sin permiso de los dueños. Por desgracia la intersección entre el Ecuador y el Meridiano de Greenwich se encuentra en mitad del océano, como ocurre con las confluencias del hemisferio sur de las coordenadas 45º 90º. Sin embargo, las del norte sí han podido ser registradas en la web. En el cruce 45ºN 90ºO, que se encuentra en Estados Unidos, existe hasta una placa conmemorativa que se puede visitar libremente. El 45ºN 90ºE está en mitad del desierto de Taklamakán, en la provincia china de Sinkiang, por lo que resulta mucho más complicado acceder. Complicado, pero no imposible, pues su registro se llevó a cabo con la ayuda de un taxista de una población local.

En la actualidad restan más de 9700 intersecciones por registrar. Las ya visitadas pueden ser consultadas en la web de la iniciativa, donde también es posible ver fotos que se tomaron de un mismo lugar pero en momentos distintos.

 

Geocaching.

Todos hemos visto o leído alguna historia de piratas en busca de tesoros escondidos en islas remotas. Todos conocemos las aventuras del arqueólogo más famoso del cine que, en su lucha contra los nazis, de vez en cuando, encuentra alguna reliquia de tiempos antiguos. ¿Quién no ha soñado alguna vez con encontrar un tesoro escondido que le resolviera la vida? Quizá eso solo sea un sueño, sobre todo porque el Código Civil y la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico ya se han encargado de que dicho hallazgo provoque muchos más problemas de los que se le podrían desear a la persona que peor nos cae.

Si los piratas de esas historias hubieran podido disponer de tecnología GPS su vida hubiera sido muy diferente. En la actualidad existen millones de buscadores de tesoros en todo el mundo guiados por su propio teléfono inteligente y su utilidad de localización por satélite. Su nombre es Geocaching, y seguramente habréis oído hablar de esta actividad en alguna ocasión.

Su origen se localiza en Portland en el año 2000, cuando David Ulmer decidió celebrar el fin de la disponibilidad selectiva que hasta entonces imponía el ejército de los Estados Unidos sobre esta tecnología. Propuso a un grupo de amigos un juego en el que tendrían que encontrar un tesoro en los alrededores de la ciudad valiéndose únicamente de unas coordenadas y el GPS de su móvil. Quien lo encontrara debía dejar su nombre y fecha en el libro de visitas como comprobante de su logro.

El juego consiste básicamente en lo que acabo de explicar. Cada participante esconde un objeto (cache) en un lugar del campo o la ciudad y apunta sus coordenadas geográficas mediante su receptor GPS para que otros participantes puedan encontrarlo. En una modalidad los jugadores pueden llevarse el cache y dejar otro en su lugar, mientras que en otra basta con apuntarse en el libro de visitas que acompaña al cache. Es por esto que dichos objetos son considerados como «tesoros» a pesar de no tener, en realidad, casi ningún valor real, pero sí simbólico.

¿Cómo se participa en esta actividad? Lo primero que hay que hacer es registrarse de manera totalmente gratuita en la web www.geocaching.com o en la aplicación móvil oficial. Existen decenas de webs y aplicaciones no oficiales, pero para este artículo no serán tenidas en cuenta. Una vez realizado este paso el nuevo usuario puede comenzar a ver la ubicación de los tesoros próximos a su ubicación o comenzar a esconder los suyos.

Lo bonito es compartir fotos y experiencias con los otros usuarios que están haciendo lo mismo.

En España se ha creado la asociación Mad4Geo, dedicada a esta actividad. Esta asociación está presidida por Lucas Herraiz, un verdadero apasionado del juego, que tiene en su historial no solo haber encontrado más de 3700 objetos, sino haber dibujado una ruta del tesoro en Toledo con 1010 caches en forma de un tesoro. A principios de febrero de este mismo año recibió el récord Guinnes al Geoart más largo del mundo. Podéis verlo en este enlace: https://s3.amazonaws.com/gs-geo-images/95af5c94-6cb1-4c95-870f-040be789a08f.png

Según estima el propio Herraiz, actualmente existen en España más de 93000 tesoros escondidos y unos 100000 jugadores. Actualmente la aplicación tiene más de 10 millones de descargas en Google Play.

En definitiva, se trata de dos actividades que, como tantas otras, se han visto afectadas por el confinamiento provocado por la pandemia. Ambas, aunque la segunda más que la primera, son muy dadas a una escapada familiar para disfrutar de un día disfrutando de un ocio distinto a lo clásico. Ambas fomentan la comunicación y compartir experiencias con los demás a través de la buena intención, que si antes de 2020 era muy importante, cada día que pasa se vuelve más necesaria. Estoy seguro de que ambas volverán cuando el mundo supere la crisis.

 

SERIE RECOMENDACIONES IV.

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