Si hay algo que no se puede negar de Santa Teresa de Jesús, mística y escritora española de la Edad Moderna, es que le salía la imaginación por las orejas. Y, para mi gusto, muy al estilo lovecraftiano, pero cambiando los primigenios por poderes divinos. O, simplemente, es que a mí el cómic El castillo interior o Las Moradas de Santa Teresa de Locorabia me ha recordado a las Tierras del sueño que describe este autor de pesadillas, aunque con una diferencia muy significativa. En el caso de Santa Teresa de Jesús, los paisajes del horror están construidos sobre las tentaciones y las perversiones que nos mandan desde el averno, mientras que si sigues tu camino con fe y decisión, ignorando las banalidades terrenas que prometen placer rápido y efímero, se llega al éxtasis místico.
El cómic que nos ocupa, plasma, en blanco y negro, una biografía de la famosa santa a modo de introducción. Así podremos entender mejor la obra que nos relata a continuación en siete inquietantes capítulos gráficos, realizados por diferentes y brillantes autores: Max Aguirre, Fernando Calvi, Pato Delpeche, Alejandro Farias, Daniela Kantor, Roy Leguisamo, Maco, Pedro Mancini, Jorge Quien, Federico Reggiani, Leo Sandler, Marcos Vergara y Jorge Vildoza. Todos ellos nos llevarán por las visiones y sueños que tuvo Teresa de Jesús, llenas de parábolas y simbolismos alucinantes.
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Las siete mansiones de la fe
La obra adaptada en este tomo fue escrita en 1577 para que sirviera como guía en el desarrollo espiritual a través del servicio y la oración. Está inspirada en la visión de la autora del alma como un diamante con forma de castillo, que se divide en siete mansiones que simbolizan las siete etapas del progreso de la fe. Cada capítulo cuenta con un estilo propio muy característico de cada autor, pero se enlazan en el hilo conductor de toda la novela gráfica: el viaje de Teresa de Jesús hacia lo más profundo de su alma hasta lograr su comunión con Dios y llegar al éxtasis.
Tanto si eres católico como si no, este cómic nos resulta interesante desde el punto de vista en que ayuda a entender las vivencias de un personaje que marcó un hito en la historia y la religión occidental y que logró despuntar aún siendo mujer, ya que hablamos de una época en la que pocas lograban llegar a los crónicas, escritas por hombres ilustres, por supuesto. También recoge varias reflexiones muy acertadas y que aún hoy se pueden aplicar tanto dentro como fuera del ámbito religioso. En definitiva, los mensajes recogidos en estas páginas nos hacen pensar.
Viaje al interior del espíritu
Desde la humildad más sangrante, la autora de Las Moradas deshila su ser para exponerlo al público culto, que era el que hacía las donaciones presupongo, y nos explica las bases en las que nació la reforma que comenzó en su orden religiosa, a partir de la que acabó fundando el primer convento de Carmelitas Descalzas. Luego tuvo que venir un hombre, San Juan de la Cruz, a darle su apoyo para que la cosa llegara a mayores con la orden de los Carmelitas Descalzos (si es que…).
Los prólogos, que acompañan tanto a la biografía como a la obra de esta figura histórica española, recogen reflexiones de lo más interesantes. Con ellos se abren, aún más, las mentes de los lectores para enfrentarse a lo que les espera en las páginas de esta adaptación al cómic de Las Moradas de Santa Teresa. El proyecto resulta harto difícil de entender sin una lectura profunda por el contenido extremadamente subjetivo y experiencial que recoge, pero, por eso mismo, a cada uno le influirá de diferente manera.
Leyéndolo, nos acercamos a la figura de una mujer que se enfrentó a un mundo hostil e inseguro con sus convicciones como arma y logró transmitir sus ideas con tanto éxito que muchos se unieron a sus visiones de salvación.