Una de las imágenes más típicas de estos días es la que nos muestra a multitudes de consumidores en busca y captura de otro regalo más, así como a grandes cantidades de comensales llenando hasta la última mesa de los restaurantes o el último hueco de las barras de los bares. Como hemos dicho en otros post, Navidad es la época del consumo desmedido también. Asimismo podemos ver que en Navidad las asociaciones benéficas se ponen en marcha para recaudar bienes con los que ayudar a los más desfavorecidos. En muchos de esos casos vemos a voluntarios esforzándose en tal loable labor de recogida de alimentos o juguetes.
Pero nada de eso sería posible si no hubiera una legión de personas que nos sirvieran esos platos o bebidas, que nos cobrasen ese objeto destinado a ser un obsequio para alguien querido, ese carro de comida, o a los que nos transportan a los lugares de ocio y consumo. Hablo de las personas que tienen que trabajar en navidad.
Esas personas que en estos días pasan mucho más desapercibidas que el resto del año salvo cuando le hablan mal a alguien o cometen algún error. ¿No querría ese camarero estar con su familia en lugar de sirviendo a un extraño? ¿No querría ese conductor estar sentado en la silla del comedor de su hogar en lugar del asiento del bus o el taxi llevando a gente que ni siquiera le hablará bien en muchos casos a una fiesta? Os aseguro que un 24 o 31 de diciembre NINGÚN teleoperador querría estar atendiendo llamadas hasta las 12 (alguno incluso de madrugada) por un salario mísero. También podemos incluir a esos cajeros, reponedores, guardias de seguridad o dependientes de tiendas que trabajan esos días aunque algunos puedan terminar un poco antes. Ellos trabajan porque la alternativa es el desempleo, no porque quieran.
Y es tan sencillo alegrarles el día… Una sonrisa amable, una felicitación o un deseo de felicidad pueden mejorar el ánimo a esa persona a la que clientes anteriores han tratado como a una basura antes. Todo ello, además, gratis. Tú te llevas la satisfacción de haber mejorado la situación de una persona aunque solo sea un poquito. Creedme cuando os digo que la mayoría de las veces solo es necesario hablar con educación y amabilidad.
Este reto seguramente sea el más sencillo de todos cuantos os hemos propuesto en Ociofrik durante el mes de diciembre.
Sonríe. Se amable. Desea el bien para esa persona que está al otro lado.