Redescubriendo clásicos: Doom3

Me jugaría la mano izquierda, sin temor a perderla, a que con tan solo mencionar los nombres de Carmack y Romero todos pensaríamos en una palabra: Doom. Y es que es difícil encontrar a día de hoy alguna persona que no haya probado, al menos una vez en su vida, cualquier juego de la magnífica saga iniciada en 1992 por ID software. Desde aquel Doom original, hasta el descomunal y más reciente Doom eternal, muchos son los juegos que nos han hecho disfrutar de las aventuras del marine galáctico en una infinidad de plataformas.

Precisamente de una de esas múltiples secuelas es de la que quiero hablar hoy. Quizás una menos conocida o que pasó sin pena ni gloria por el mundo gamer en su lanzamiento, aquella que intentó hacer un reboot de la saga y darle un nuevo rumbo que finalmente no consiguió: Doom 3.

Y es que si nos atenemos al llamado canon oficial, la historia del Doom guy, rebautizado en las versiones más actuales como Doom slayer, saltaría del final de Doom 64 al Doom 2016, en la que nuestro protagonista es sacado de su sarcófago para volver a hacer lo que mejor se le da, acabar con cuantos demonios se le pongan por delante. No obstante, entre la versión salida para Nintendo 64 y la del 2016, salió al mercado el mencionado Doom 3. Actualmente no está claro si está fuera de canon y hemos de pensar que nunca existió, si fue un reboot de la saga (ya que la historia es la misma que la del Doom original) o es una historia paralela que ocurre en un universo alternativo en la que no manejamos al Doom guy sino a un Doom marine que nada tiene que ver con el protagonista original. Por ciertos easter eggs en juegos posteriores y por algunos detalles del propio Doom3 (véase el sarcófago que encontramos durante el juego), todo parece indicar que la opción del universo paralelo es la más plausible para no considerar a este juego como canon de la historia principal.

Llegados a esa conclusión no puedo evitar hacerme una pregunta: ¿qué ocurrió para que el juego no gozara del éxito esperado hasta el punto que se eliminó del canon oficial y se obvió en secuelas posteriores? El juego salió en 2004 y hay que decir que el nivel técnico era más que notable, las armas variadas y atractivas y la historia realmente buena a pesar de ser ya conocida. ¿Por qué no triunfó entonces?

Hay varias razones que podrían tener sentido. La primera es que el juego apareció en el mercado en el mencionado 2004 y se le puede considerar un juego intergeneracional. Apareció para la Xbox original cuando la 360 ya estaba en puertas (de hecho se podía jugar a él en la 360 y su secuela (La resurrección del mal) apareció directamente para esa consola ya. Este hecho pudo hacer que quedara un poco en el limbo a ojos de algunos jugadores ocasionales. Otra cuestión es que para poder sacarle pleno rendimiento a este juegazo en su época, era necesario un pc verdaderamente potente (la versión de consola no llegaba al grado de nivel gráfico de pc en su máximo rendimiento), por lo que mucha gente carecía del equipo necesario para disfrutar del juego en todo su esplendor. Pero, sobre todo, el principal motivo por el que muchos aficionados a la saga quedaron un tanto decepcionados, es que no parecía Doom, no al menos, como lo recordaba la mayoría.

Los juegos de Doom siempre se habían caracterizado por acción y ritmo frenéticos, enemigos a cascoporro y música cañera y pegadiza, y muy poco de eso aparecía en este reboot de la saga. Doom 3 estaba más cerca de ser un survival horror que un fps con la marca de ID software. El juego era oscuro, casi siniestro, con enemigos que acechaban en esquinas en sombra y que atacaban a traición y con un sonido ambiente regado de pasos que resonaban en el metal y gruñidos secos de zombis que se escondían más allá de tu campo de visión. En resumen, el juego acojonaba y mucho en algunos momentos. No era raro recorrer pasillos solitarios durante buena parte del juego acompañado de tu fiel linterna sin saber de dónde vendría el próximo ataque a traición o que incluso un demonio fuera invocado a tu espalda sin que lo vieras. ¿Convertía eso a Doom 3 en un mal juego? No, absolutamente no. Desde mi experiencia personal debo decir que ya en su momento me pareció un juego realmente bien hecho aunque no era lo que esperaba de la saga, pero ahora, varios años después, volví a jugarlo por completo en la reedición que salió en 2019 junto con la expansión y la verdad es que me ha encantado. Un Doom distinto, donde tienes que aprovechar al máximo la munición y donde cada esquina puede ser una trampa mortal. Si aún no lo has jugado aprovecha esta edición mencionada porque está a un precio muy accesible en la store de la mayoría de las consolas y es una experiencia que merece la pena vivir… si tienes valor para ello.

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