Los tópicos culturales roleros y la corrección política

Hace apenas un par de semanas Wizards of the Coast, propietaria de los derechos de Dungeons and Dragons y, por ello, una de las voces con más peso en el mundo del rol, anunciaba su intención de revisar algunos de los conceptos raciales más arraigados en las distintas razas de fantasía que pueblan sus mundos.
Así, se citaba el ejemplo de los drow (o elfos oscuros) y los orcos, ambas razas consideradas o representadas como malignas, planteándose eliminar su carácter racial malvado. Es decir, que las razas dejaran de ser buenas o malas, y que esa fuera una elección del individuo. También se hablaba de los modificadores raciales (que los enanos tengan más fuerza o constitución, o los elfos más destreza y sabiduría…).
Hasta aquí todo correcto. O no, porque desde luego se generó cierto debate y mentiría si dijera que el anuncio no ha creado controversia.

Sin embargo, no es la única cuestión que el debate racial ha trasladado a nuestros mundos de juego. Hace unos días compartía en mi cuenta de twitter (@JsSanvi) la queja de un usuario respecto a que Wizards of the Coast siguiera vendiendo el suplemento “Oriental Adventures” a través de algunas plataformas online.

Un cruce entre un caballo y Fújur. Si esto no es oriental, yo ya no sé qué puede serlo.

Su queja se refería a los estereotipos raciales que creaba un suplemento como aquel, y la falsa idea que daba sobre las culturas orientales. Y aunque nunca he tenido en mis manos el citado suplemento, imagino lo que propone: samurais, honor, seppuku… No pude evitar pensar, por un instante, que no sería tan terrible. Que seguramente no era acertado… pero que seguro que no era mas que un Japón/China/Corea trasladado a mundos fantásticos.

Sin embargo no he sido capaz de quitarme la idea de la mente, porque me cuesta decidir si la representación que en los juegos de rol se hace de ciertas culturas, está bien o está mal. En todos los sentidos. Tanto si está bien “trasladada” (es fiel a la realidad), como si está bien “éticamente” (si genera estereotipos negativos y/o dañinos).
En mi desconocimiento de la cultura oriental (el que pueda tener una persona occidental cualquiera), me di cuenta de que, efectivamente, todo lo que puedo imaginar de esas culturas procede de libros/películas/videojuegos de fantasía o ficción. Aunque sea consciente de ello (es decir, no soy tonto y puedo imaginarme que la Japón del periodo Tokugawa no es como Rokugán en la Leyenda de los Cinco Anillos), me cuesta ver qué es lo tienen de malo.

Ejemplos tenemos muchos, aunque baste decir que la gran mayoría del rol que consumimos es de origen estadounidense como para entender que se trata de una visión que proviene de fuera del lugar al que se pretende representar. He citado La Leyenda de los Cinco Anillos y Oriental Adventures. Pero hay muchos otros. Al Qadim, para Dungeon and Dragons, que viene a ser una suerte de tierras árabes; Tierra de Ninjas, que apareció para Runquest y que por el título os podéis imaginar por dónde va…

Hay un genio y un señor con turbante. ¿Es que esto tampoco es árabe o qué?

El caso es que para tratar de caminar con los zapatos del usuario al que leí la queja, pensé rápidamente en el equivalente a lo que planteaba. ¿Cómo nos representan a nosotros en otros juegos? ¿aciertan? ¿me molesta?
El primer ejemplo que me vino a la cabeza fue 7º Mar. Y me parece un magnífico ejemplo, porque en sus inicios este juego apareció como “hermano” de La Leyenda de los Cinco Anillos. Con un sistema de juego basado en el anterior, era (es) una representación del mundo occidental en tiempos de capa y espada. Y ahí, junto a Montaigne (Francia), Avalon (las islas británicas), Ussura (la Rusia zarista) y otros… tenemos a Castilla. La España del rol.

Leonardo Di Caprio, rey de España y olé.

Confieso que la primera vez que leí lo que 7º Mar (por otro lado todo un juegazo) planteaba sobre “nuestro” país, me pareció ridículo. Todos los tópicos que te puedas imaginar están allí metidos, a presión, como los virus en el cuerpo del Señor Burns, que hacen tapón. Espadachines hidalgos, toreros, bigotones, el Zorro, la Inquisición, sombreros de mariachi con borlas… Los nombres suenan mayoritariamente ridículos, pese a ser nombres castellanos, y todo tiene como un tufillo tex-mex que hace que se te pasen las ganas de hacerte un personaje castellano y te pongas a mirar a los vodaccios (italianos), a los vesten (vikingos) o cualquiera que no suene como el personaje de un anuncio de tomate frito Orlando. El problema es que, aunque no lo sepas (o sí), el resto de naciones están descritas con el mismo desatino y tirando de topicazos rancios y desacertados.
No es mi intención criticar aquí a 7º Mar. Como he dicho, es un juego divertidísimo de aventuras. Y no creo siquiera que pretenda ser fiel a nada. Es una película de Errol Flynn hecha rol. Fin.

Recientemente, a raíz de la aparición del nuevo Cyberpunk, comentábamos con el grupo que la breve referencia que hacían de España en el año ¿2040? era un topicazo del quince (corrupción política, que sí, que la tenemos, pero que somos una país con muchas fortalezas y que sea lo único que se menciona de “los mediterráneos” es harto cansa, que habas cuecen en todas partes, ya os lo digo yo… ¿veis? ¡ya me ha enfadado el tópico con el que nos representan!). ¿Pero no lo es la visión que hacen de la japón mangaka-futurista? ¿de la europa de euro-mercenarios trajeados? ¿de los estados unidos con nómadas por las polvorientas carreteras?


Mientras pensaba en los ejemplos anteriores, yo mismo me daba cuenta de que existen en cambio otros juegos o suplementos, que están tratados con mucho rigor histórico. Se me ocurren, así a bote pronto, tres patrios: Walhalla, Far West y Peacemaker, que cuentan con secciones de trasfondo en las que se detalla con bastante rigor cómo eran los lugares en los que se desarrollan dichos juegos (aunque puedan tener algún fallo para los puristas, en general son respetuosos). Sin embargo, soy muy consciente de que estos, y otros, son juegos de rol de corte “histórico” y que buscan algo muy diferente a lo que buscan La Leyenda de los Cinco Anillos, Oriental Adventures o Séptimo Mar. Así que quiero dejar claro que no me estoy refiriendo a esta categoría de juegos, sino a los de fantasía o ficción basados, aunque sea ligeramente, en la realidad.

Esto es una armadura tradicional japonesa y de aquí no me bajo.

En ese sentido, y volviendo a mis dos cuestiones iniciales, y que os invito a formularos a vosotros mismos (y a compartir), tengo muy claro que la representación que hacen los juegos de rol inspirados en otras culturas (adaptándolas a un entorno de fantasía), está MAL trasladada. Con ideas muy manidas, a veces incluso incorrectas, de la realidad a la que pretenden imitar. Sin embargo, no creo que esto sea intrínsecamente negativo. Como decía al principio, ya sé que Rokugán no es Japón. Y me alegro de que no lo sea, porque lo que quiero es jugar a un samurai grulla, todo drama, con armadura lacada en azul y pelo blanquecino, que se enfrenta con hordas de demonios o que toma el té en el palacio imperial desatendiendo probablemente todas las normas reales de etiqueta que conlleva dicho acto. No busco realidad en esos juegos.

En cuanto a la otra cuestión… ¿hacen daño estas representaciones? ¿debe la industria del rol luchar contra los arquetipos raciales reales? ¿ayudan suplementos como Oriental Adventures o Al-Quadim a perpetuar los estereotipos raciales de una manera negativa? ¿debe llegar la corrección política a los juegos de rol? Aquí no lo tengo tan claro, y os pido disculpas a los que sí lo tengáis… Pero soy una persona reflexiva y hay cuestiones que necesito pensar en profundidad antes de llegar a una conclusión equivocada. Quizá leyendo vuestras opiniones pueda formar mejor la mía. ¡Os leo!

Si quieres más rol te esperamos en nuestro foro rolero!!!


 

¡No te vayas sin comentar!

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email17
Twitter
YouTube
Instagram
Telegram
Tiktok